El "contradiccionario" que los más prestigiosos historiadores han realizado para arrojar luz sobre las claves del período más controvertido de nuestra historia.
En el combate por la historia, que es el título que sus editores le han dado parafraseando el de un célebre libro de Lucien Febvre (1878-1956), consiste en una recopilación de nuevos textos muy documentados firmados por una treintena de prestigiosos historiadores (de Julio Aróstegui a Pere Ysàs) especialistas en la República, la Guerra Civil y el franquismo, y a la que se le ha añadido un apéndice con una docena de biografías.
A lo largo de 50 entradas fundamentales, los 34 historiadores más brillantes que han escrito sobre la República, la Guerra Civil y el franquismo (Fontana, Preston, Viñas y Casanova entre ellos) aportan de forma definitiva, autorizada, rigurosa y crítica las claves principales para entender una etapa de nuestra historia que aún sigue suscitando demasiados desacuerdos. Organizado en capítulos breves y concisos que permiten una lectura fácil de inicio a fin o la consulta particular de determinadas voces ("Franco", "Negrín", "represión", "18 de julio"...)
Crítica en El País publicada el 7 de abril de 2012
Historiadores contra revisionistas
Una treintena de especialistas en el siglo XX participan en una obra que enmienda el sesgo ideológico del polémico ‘Diccionario Biográfico Español’
Presentar En el combate por la historia (Ediciones Pasado y Presente) como un contradiccionario, una réplica corregida de las fallidas reseñas del siglo XX incluidas en el Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia (RAH), es un astuto ardid comercial, pero le hace un flaco favor a la causa que les animó a todos, editor e historiadores, a sumarse al proyecto. Sin quererlo, fomenta esa visión de que la historia española del siglo XX puede ser contada desde dos puntos de vista y que los historiadores están parcelados en los mismos bandos que en la Guerra Civil. Y en verdad los únicos bandos posibles son obvios: historiadores buenos e historiadores malos.
La mayoría de los 33 especialistas reunidos para este proyecto llevan años investigando el siglo XX y gozan de reconocimiento. Hay, además, algunos que participaron en el Diccionario como Fernando Puell o Carlos Barciela. “Yo no estoy ni con unos ni con otros, pero lo que no puedes es justificar el golpe de Estado. Un golpe es un golpe y no el Glorioso Alzamiento, y tampoco puedes llamar solo ‘bando nacional’ a unos porque igual de nacionales eran unos que otros. El problema de aquella obra es que unas cuantas voces han contaminado el resto, es un libro que salió tarado”, sostiene Fernando Puell, profesor de Historia Militar en el Instituto Universitario Gutiérrez Mellado de la UNED y coronel retirado, que aportó 40 biografías a la colección de la RAH y que analiza las operaciones militares durante la Guerra Civil y el papel del Ejército durante el régimen franquista en el libro de Pasado y Presente.
A Carlos Barciela, catedrático de Historia e Instituciones Económicas de la Universidad de Alicante, le disgusta la etiqueta de contradiccionario. “Yo no he hecho contrainvestigación nunca. He hecho investigación y lo que se va a publicar es la labor de muchos años de trabajo”, puntualiza. Aportó al Diccionario unas 200 biografías de ingenieros agrónomos, recopiladas durante ocho años, y dos entradas para En el combate por la historia. En la que dedica a la reforma agraria demuestra que fue un aspecto capital para los sublevados: “Resulta llamativo que desde agosto de 1936 empiezan a promulgar decretos que tienen como finalidad paralizar la reforma agraria de la República y devolver las tierras a sus propietarios”.
El sesgo ideológico y el escaso rigor que impregnaban algunas biografías sobre el siglo XX encargadas por la Real Academia de la Historia indignaron el año pasado a Gonzalo Pontón, histórico editor de Crítica que ahora ha fundado la editorial Pasado y Presente. Le pidió a Ángel Viñas que coordinase una obra que sintetizase con rigor lo ocurrido entre 1931 y 1975, con la actualización de lo investigado en los últimos años, y que ha derivado en un volumen de casi 1.000 páginas. “Aquí hay una escuela historiográfica muy sólida y sensata, y no podíamos permitir que los historiadores españoles fuesen los representados por la RAH”, expone Viñas.
Casi nadie le dijo no. Entre los 33 firmantes figuran algunos de los máximos especialistas en ese periodo: Paul Preston, Julio Aróstegui, Julián Casanova, Enrique Moradiellos, Ricardo Miralles, José-Carlos Mainer, Josep Fontana y Eduardo González Calleja. “Están representadas tres generaciones: una de mayores como Elorza o Fontana; la intermedia con gente como Casanova y la más joven que está haciendo un trabajo muy riguroso como Jorge Marco, Gutmaro Gómez Bravo o José Luis Ledesma”, afirma el coordinador de la obra, que arremete contra el revisionismo —y algunos exponentes del mismo— en un duro epílogo.
El volumen incluye las biografías de 12 protagonistas del periodo (Aguirre, Azaña, Companys, Franco, Pasionaria, Carrillo, Largo Caballero, Mola, Negrín, Prieto, Primo de Rivera, Rojo y Serrano Suñer), además de 41 capítulos sobre las cuestiones más sobresalientes de la Segunda República, la Guerra Civil y el Franquismo (entre otros: anarquistas, reforma agraria, conspiraciones, operaciones militares, nacionalismos periféricos, la violencia, la Iglesia, el exilio, la represión o la política exterior de la dictadura). “Se hace una puesta —o respuesta— al día al Diccionario y a toda una ola de revisionismo que es jaleada por la derecha entusiásticamente defendiendo que la Guerra Civil y la Dictadura fueron meros accidentes y que medio país estaba enfrentado al otro medio. Se ha reunido a la gente seria que ha investigado cada tema”, señala Josep Fontana, catedrático de Historia Económica y autor de una treintena de obras. “Personalmente, cuando se desataron las iras por el Diccionario, tampoco acepté criticar la obra en conjunto. Lo que es imperdonable es que se haya montado sin control y que una parte anule la validez de la obra entera. Yo espero que este libro sea una ayuda para poner las cosas en su sitio”, confía Fontana.