Klaus Barbie (Bad Godesberg, 25/10/1913 - Lyon, 25/09/1991)

Nació en el seno de una familia católica. Hijo de maestros, a la edad de 20 años pierde a sus progenitores. Desamparado familiar y económicamente, la situación le impide proseguir con los estudios, encaminados hacia la teología. Sin poder estudiar y sin ningún trabajo a la vista, es reclutado por el servicio laboral del Reich, la Reichsarbeitsdienst. Durante los meses que forma parte, se imbuye de la ideología nazi.

En 1935 se adhiere al SD (Sicherheitsdienst) rama de las SS. Su primer destino fue Bernau, cerca de Berlín, y posteriormente Dusseldorf, ciudad donde conoce a su superior, Helmut Knochen, uno de los futuros responsables del servicio de seguridad de París.

En 1940 es enviado a la Haya con el fin de arrestar a los judíos y los refugiados políticos alemanes que residen en Holanda. Dos años más tarde es destinado a Francia, primero a Dijon, y posteriormente a Lyon, donde durante dos años se encarga de luchar contra la resistencia y perseguir comunistas y judíos. Con veinticinco soldados a su cargo, se le considera responsable directa e indirectamente de la muerte de 4000 personas, entre ellas la de Jean Moulin, líder de la resistencia francesa. Por el número y la crueldad con la que sometió a sus víctimas, se ganó el apodo del “carnicero de Lyon”.

En 1944 el ejército alemán abandona Lyon convirtiendo en cenizas toda la documentación. Barbie huye de la ciudad herido, pero aun así consigue llegar a Baden-Baden. Finalizada la guerra, vive amparado por una nueva vida y un nombre falso que oculta un traficante de mercado negro y un director de un Cabaret de Múnich; para pasar a ser posteriormente, un espía de los servicios secretos americanos en contra de la URSS.

Pero las peticiones de extradición del gobierno francés no se hacen esperar. Si bien los EEUU niegan conocer su posición, posteriormente se prestan a colaborar, exigiendo contraprestaciones que Francia no acepta. Aun así, las presiones para que regrese al país galo como testigo en el juicio contra René Hardy, quien estaba acusado de traicionar a Jean Moulin, propician la fuga de Barbie a Bolivia. A través de las llamadas “ratline” (las rutas de escape para los nazis y fascistas), los americanos lo ayudan a escapar hacia América Latina.

Desde entonces Klaus Barbie pasa a ser Klaus Altmann, un prominente hombre de negocios que llegará a ser gerente general de la compañía marítima estatal, la Transmarítima Boliviana, con la dictadura del general Barrientos. Pero, la posterior muerte del dictador y la quiebra de la compañía, lo obligan a trasladarse a Perú en 1971. En el país andino su identidad es revelada por la prensa, factor que desencadena rápidamente los hechos: los caza nazis Beate y Serge Klarsfeld empiezan una campaña de acoso contra él. Barbie regresa a Bolivia donde es amparado primero por la dictadura de Banzer; y posteriormente por la de Tejada. No es hasta 1983, con el gobierno democrático del presidente Siles Suazo, quien había conseguido subir al poder un año antes, que Barbie es extraditado a Francia. Su juicio se inicia en 1987 y finaliza el mismo año con la condena a cadena perpetua por crímenes contra la humanidad. El 25 de septiembre de 1991 muere enfermo de leucemia.