Monolito franquista de Can Tretze 'Los Mártires de Teruel' Bookmark and Share
Fuentes consultadas
- Lugares de memoria e itinerarios de la guerra civil española. Eladi Romero. Editorial Laertes. 2009
- 'Breu Història de la Guerra Civil a Catalunya' dirigit per Josep M. Solé i Sabaté i Joan Villaroya (Edicions 62)
- Información propia diarideguerra.com

En los últimos días de la caída de Cataluña, unidades militar leales a la República cometieron varios asesinatos masivos de prisioneros franquistas. El barranco de Can Tretze, en el municipio de Pont de Molins, en la comarca del Alt Empordà y a escasos kilómetros de la frontera francesa, fue el escenario de una de las principales matanzas. El 7 de febrero, un total de 42 prisioneros que habían sido trasladados hasta el barranco en camión, fueron fusilados. Los verdugos rociaron con gasolina los cuerpos y los quemaron aunque 10 días después un pastor descubrió la matanza.

Entre los muertos había un grupo de personeros de la batalla de Teruel, llamados los 'Mártires de Teruel' como su obispo, Anselmo Polanco, el vicario general de la Diócesis de Teruel, Felipe Ripoll, o el defensor de la ciudad del invierno de 1937-1938, el coronel Domingo Rey d'Harcourt. Oficiales del ejército franquista y de la Guardia Civil, miembros de la Legión Cóndor y de las tropas italianas completaban el grupo de ajusticiados.

Todo parece indicar que la decisión de ejecutar los detenidos no procedió del alto mando republicano. El general republicano Vicente Rojo había ordenado trasladar al grupo en avión en la zona central de la Península, aún en poder de la República.

Finalizada la guerra, las autoridades franquistas ordenaron el traslado de los restos de Polanco y Ripoll a Teruel. Los restos de d'Harcourt permanecieron en el cementerio local hasta 1972 a pesar de las demandas de la familia del antiguo defensor de la ciudad, considerado un traidor por el régimen franquista.

A pies del barranco, el régimen franquista erigió un monumento a los asesinados, hoy todavía visible y en buen estado de conservación. El monumento conserva una cruz-hoy pintada de rojo-, un escudo del régimen rodeado del águila fascista de grandes dimensiones y un altar ceremonial. Una plaza circular de piedra separa el monumento del barranco, completamente cubierto de vegetación. Las placas con los nombres de los fusilados fueron retiradas. El espacio, de gran significación histórica, está aparentemente abandonado y no dispone de ninguna explicación sobre lo que sucedió.

El acceso al monumento se realiza a través de un camino forestal, que nace junto a la carretera entre Las Escuales y Biure. Al inicio de la mencionada carretera nace el camino, cortado por una cadena.

De manera sorprendente, el año 2010 la Generalitat de Cataluña no incluyó el monumento de Can Tretze dentro del exhaustivo censo de simbología franquista de Cataluña.