La ruta de los Hechos de Vilalba La guerra civil de un pueblo Bookmark and Share
Fuentes consultadas
- Información propia diarideguerra.com

El municipio de Vilalba dels Arcs (Terra Alta) mantiene vivo el recuerdo de los trágicos hechos que sucedieron el 22 de julio de 1936, cinco días después del levantamiento de los militares sublevados en España. Aquel día, 16 personas murieron asesinadas y hasta 39 personas en total morirían durante esa espiral de violencia provocada por los milicianos anarquistas contra vecinos de ideología conservadora del municipio.

El historiador David Tormo disecciona los hechos con extremada claridad en el libro 'Breve Historia de la Guerra Civil en Cataluña' (Edicions 62, 2005). Según su relato, Vilalba dels Arcs poseía entonces una población de 1.500 habitantes. Durante el primer tercio del siglo, las fricciones entre la derecha carlista y una izquierda republicana y liberal eran habituales. En las elecciones de febrero de 1936, el Frente de Orden ganó por un escaso margen de 40 votos. Del 19 al 22 de julio, los partidarios de cada uno de los bandos se concentraron en sus respectivos centros sociales, ‘Lo Centro’ para las izquierdas, y ‘El Rossinyol’, para las derechas, situados a sólo un centenar de metros uno del otro. Aquellos tres días hicieron guardia ante los aparatos de radio para conocer el resultado de los combates en Barcelona.

El 21 de julio se concentraron en Gandesa unos 600 milicianos anarquistas procedentes del Bajo Aragón, Tortosa y Móra d'Ebre además de la propia capital de la Terra Alta. Allí recibieron un mensaje conforme la gente de derechas se había rebelado en Vilalba dels Arcs y controlaban la situación. Ante ello, el contingente decidió ‘liberar’ al pueblo vecino del 'dominio fascista'. Tormo cree que esta afirmación parece 'lejos de la realidad' ya que no hay ningún indicio de que esto hubiera sido así y sostiene que el levantamiento de las derechas en Vilalba propugnado años después por el franquismo fue un mito "en busca de héroes y mártires que justificaran su cruzada ".

Sea como sea, la mañana del 22 de julio los 600 milicianos llegaron a Vilalba dels Arcs sin encontrar oposición y se concentraron ante ‘Lo Centro’. Desde allí fueron hasta ‘el Rossinyol’ para exigir la rendición de los concentrados allí. 45 hombres se rindieron y algunos más pudieron huir campo a través. Con los detenidos formando una columna se dirigieron hasta el Ayuntamiento, donde estaba la cárcel municipal.

Los milicianos habían ordenado que las persianas de las casas estuvieran subidas para evitar la acción de algún emboscado. En la plaza del Ayuntamiento se alza una casa solariega, casa Martell. Vivían el propietario Francisco Satué, su hijo, el vicario de la parroquia y dos vecinos más. No levantaron las persianas y esperaron la columna. Una vez esta se aproximó, desde casa Martell se abrió fuego y mataron al abanderado de la columna. Comenzó entonces el 'baño de sangre', como lo define Tormo. Los detenidos intentaron escapar por las calles mientras la casa Martell se convertía en un núcleo de resistencia. El asedio a la casa solariega duró poco porque los resistentes se quedaron sin municiones. Satué y su hijo se rindieron pero fueron detenidos y ejecutados ese día. En la plaza murieron 12 personas más, a raíz de los disparos mientras huían de algunas ejecuciones sumarias, relata Tormo en el libro.

Se inició entonces la detención de vecinos sospechosos, cerca de 60, para ser conducidos en Tortosa, donde serían recluidos. Dos de ellos murieron el día 24 en el hospital a causa de las heridas de bala durante los hechos de la plaza. A primeros de agosto, el ex alcalde y el primer teniente de alcalde, dos de los detenidos, fueron ejecutados en las afueras de Tortosa. El 28 de julio, dos vecinos de Vilalba fueron ejecutados en el cementerio de Corbera d'Ebre. El 7 de agosto el vicario de la parroquia y los dos vecinos que habían escapado de casa Martell fueron detenidos y ejecutados. Cuatro días después, 14 de los detenidos también fueron ejecutados. En total, resume Tormo, 39 vecinos de la población muertos. El odio sembrado volvió a estallar una vez acabada la guerra cuando una nueva espiral de violencia, controlada por el gobierno franquista, costó la vida a 14 vecinos de la población, todos personas de izquierdas.

Hoy, el centro ‘El Rossinyol’ se ha convertido en el principal equipamiento social y cultural del pueblo después de que unas obras de rehabilitación han permitido modernizar la sala del café, el teatro y la sala de baile. Además, el espacio acoge hoy un museo dedicado a la vida de los soldados durante la batalla del Ebro y espacios para entidades locales.

Subiendo la calle Mayor se alcanza la plaza del Ayuntamiento, donde se conserva la casa Martell. Según fuentes locales, la casa solariega fue derribada durante los años de guerra y reconstruida por la familia de los propietarios durante el franquismo. Entre la casa y el Ayuntamiento se conserva un monolito franquista de grandes dimensiones de planta cuadrangular con la representación de una cruz que la abraza en todo su perímetro. Debajo de la cruz hay un escudo, y debajo de éste una inscripción con el texto 'Caídos por Dios y por España ¡Presentes!. El anterior gobierno de izquierdas de la Generalitat de Cataluña recomendó su retirada, como así ha sucedido en la inmensa mayoría de monumentos a los caídos levantados en Cataluña. En Vilalba dels Arcs, sin embargo, el monumento ejerce de recuerdo a los muertos durante los hechos del 22 de julio, una herida aún abierta en algunas familias que ha desaconsejado hasta ahora su retirada.

Un paseo a pie nos conduce hasta el cementerio de Vilalba dels Arcs, ubicado en el llamado cerro del calvario. Allí se mantiene un conjunto presidido por un altar con una cruz y una escultura formada por una lápida tendida en el suelo con una cruz y los nombres de nueve personas enterradas En el altar hay esculpido las palabras 'Mártires Vilalba'. A su lado hay una lápida de piedra de formas curvas, más estrecha por el centro, situada en posición vertical, clavada en el suelo. Estos dos elementos del cementerio y el monumento de la plaza forman parte del Censo de Simbología Franquista elaborada por el gobierno de izquierdas de la Generalitat.