Diario de Guerra (Andreu Caralt).-09/02/2017.-El vandalismo sobre los elementos patrimoniales es una triste práctica generalizada, y los campos nazis de concentración y exterminio no son desgraciadamente una excepción. El memorial de Auschwitz-Birkenau, conocido en todo el mundo, sufre el fenómeno a pesar de las medidas de seguridad tomadas en el espacio y el elevado grado de compromiso con la preservación de los espacios de memoria que deberían reunir los visitantes.

Su caso, sin embargo, es especial por el relieve del espacio y añade al vandalismo, interpretaciones falsas del origen de los mismos actos vandálicos. Así ha sucedido esta semana cuando varios perfiles de Twitter dedicados a la difusión de imágenes históricas, que cuentan con decenas de miles de seguidores, compartían una imagen del interior de una cámara de gas en Auschwitz -donde por otra parte es prohibido tomar imágenes- con la afirmación sensacionalista que las decenas de marcas verticales en la pared eran arañazos obra de los deportados con sus uñas. La cuenta oficial del Memorial de Auschwitz ha tenido que responder a la desagradable afirmación con este texto. 'No manipulen a sus seguidores. Esto son las tristes marcas vandálicas realizadas por los visitantes que no saben cómo comportarse en un lugar histórico '.

Diario de Guerra ha podido comprobar que una de las zonas más dañadas se encuentra en el interior de los pocos barracones que quedan en pie en Birkenau. Las paredes y las estructuras de madera donde dormían los deportados están cubiertos por decenas de grafitis, la mayoría nombres y apellidos y también símbolos.

Estas marcas desfiguran de manera burda la naturaleza del espacio, el enorme esfuerzo realizado por conservarlo inalterado, y daña el necesario mensaje que transmiten los campos contra el horror del pasado y los riesgos de su olvido.